Por: Miguel de Jesús Gómez García
El encuentro con la manta gigante (Manta birostris) es una de las experiencias más gratificantes que un buzo puede tener, tanto es así que el turismo con manta genera ingresos anuales de más de 14 millones de dólares en sitios como el Archipiélago de Revillagigedo. Lo que pocos saben es la asombrosa inteligencia de las mantas,poseedoras del cerebro más grande en relación a su cuerpo de todos los peces y de increíbles capacidades sociales y sensoriales (Ari & D’Agostino, 2016).
Aunque las mantas han llamado la atención de los investigadores desde finales de los noventa (Homma et al 1999) los estudios acerca de su comportamiento e interacciones iniciaron apenas en los últimos años. Ante la expansión de la industria alrededor de los sitios de agregación de mantas, lo cual se propone como la mejor alternativa para el aprovechamiento sostenible de la especie, resulta de vital importancia entender el efecto que estas prácticas pueden llegar a tener. Entre los primeros estudios de comportamiento en mantas con ejemplares en cautiverio destaca el realizado por Ari & Correira (2008) quienes analizaron la respuesta de los animales ante estímulos olfatorios, visuales y su percepción del tiempo mediante observaciones a lo largo del día.
En dicho estudio se resaltó el importante desarrollo de la memoria espacial, temporal y capacidades de aprendizaje de las mantas, además de la participación de los lóbulos cefálicos durante estímulos olfativos y visuales. En adición, Ari y D’ Agostino (2016) pusieron a prueba la capacidad de auto inspección de mantas ante la prueba del espejo de Gallup, con lo que pudieron observar posibles comportamientos de auto inspección que, aunque interesantes, pueden ser resultado del carácter social de las mantas y su pre-disposición a interactuar con otros miembros de su misma especie (Stewart et al., 2016).
El único trabajo que analiza la interacción entre mantas y buzos es el de Garrud (2016) con la manta de arrecife Manta alfredi, un familiar de menor tamaño que realiza agregaciones de alimentación en las Maldivas. Mediante observaciones durante estos eventos en los que los turistas se acercan a disfrutar del espectáculo, la autora evaluó respuesta de las mantas ante las diferentes actitudes de los turistas en el agua y propuso un manual de buenas prácticas para el turismo en la zona.
En México se conocen tres sitios de agregación de mantas. Las islas Revillagigedo, un área pelágica a 600 km al W del litoral, en el Pacífico. Bahía Banderas, una zona costera de surgencias y alta productividad entre los estados de Jalisco y Nayarit en el Pacífico. Y las zonas costeras de alta productividad de Isla Contoy e Isla Mujeres en el Caribe mexicano. En las tres zonas se llevan a cabo tanto proyectos de conservación e investigación como actividades turísticas que facilitan el acceso a los organismos y han generado bases de conocimiento acerca de los hábitos y la estacionalidad de los mismos. Mientras que el buceo con manta gigante es una actividad de importancia económica que se encuentra bien establecida en el Archipiélago de Revillagigedo, los encuentros con mantas en los otros dos sitios de agregación rara vez son el objetivo de actividades turísticas.
El equipo de trabajo de Bahía de Banderas realiza labores constantes de monitoreo e investigación sobre la población local de mantas a la par de actividades de educación ambiental con los pobladores, con lo que buscan generar un sentido de pertenencia y apreciación hacia las mantas. La zona tiene bastante afluencia turística, así como una cantidad importante de tráfico marino que traslada turistas y pobladores desde la ciudad de Vallarta a las comunidades a las que solo se puede acceder mediante embarcaciones tipo “taxi acuático”. Por su parte, las mantas del Caribe Mexicano también cuentan con un dedicado equipo de trabajo que realiza acciones de monitoreo y conservación durante las temporadas de agregación, así como labores constantes de educación ambiental. A igual que en Bahía Banderas, los alrededores de Isla Contoy son explotados por empresas turísticas, solo que estas se enfocan en el nado con tiburón ballena, el cual aparece durante las mismas temporadas que la manta, aunque no en las mismas zonas.
Así pues, mientras que las mantas de Revillagigedo pueden reaccionar de cierta manera al estar acostumbradas a tratar con buzos año tras año, bajo condiciones de menor estrés y mayor claridad del agua, las mantas de las otras zonas que recién comienzan a interactuar con buzos, principalmente con fines científicos, pueden responder de manera muy diferente. Con el fin de analizar estas interacciones, y gracias a que tanto los turistas de Revillagigedo como los investigadores y voluntarios de Bahía de Banderas y el Caribe cuentan con un registro en video de sus encuentros con las mantas, se ha desarrollado el proyecto de interacción entre mantas y buzos en los principales sitios de agregación en México. Mediante el uso de etogramas y análisis de video, se pretende realizar catálogos de comportamiento apoyados en antecedentes como el de Garrud (2016) y la opinión de los expertos en cada área de estudio, así como analizar la respuesta de las mantas ante las diferentes maneras en que los buzos pueden interactuar con ellas. Esto nos permitirá mejorar las interacciones en los sitios donde el turismo ya está desarrollado y poder considerar la implementación de esta actividad en las otras poblaciones de mantas.
Bibliografía
Ari, C., & Correia, J. P. (2008). Role of sensory cues on food searching behavior of a captive Manta birostris (Chondrichtyes, Mobulidae). Zoo Biology, 27(4), 294–304. https://doi.org/10.1002/zoo.20189
Ari, C., & D’Agostino, D. P. (2016). Contingency checking and self-directed behaviors in giant manta rays: Do elasmobranchs have self-awareness? Journal of Ethology, 34(2), 167–174. https://doi.org/10.1007/s10164-016-0462-z
Garrud, E. (2016). Does tourist behaviour affect reef manta ray feeding behaviour ? An analysis of human and Manta alfredi interactions in Baa Atoll, the Maldives. Master Thesis. University of York.
Homma, K., Maruyama, T., Itoh, T., Ishihara, H., & Uchida, S. (1999). Biology of the manta ray, Manta birostris Walbaum, in the Indo-Pacific. In B. Sere & J. Y. Sire (Eds.), Proceedings of the 5th Indo-Pacific Fish Conference, Noume´a, 1997 (pp. 209–216). Paris, France: Société Francaise d’Ichthyologie
Stewart, J. D., Stevens, G. M. W., Marshall, G. J., & Abernathy, K. (2016c). Are mantas self aware or simply social? A response to Ari and D’Agostino 2016. Journal of Ethology, 35(1), 145-147. https://doi.org/10.1007/s10164-016-0491-7
** Acerca del autor: Miguel de Jesús Gómez García es estudiante de Pelagios Kakunjá, se encuentra cursando su maestría en el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR), La Paz, B.C.S., México.